viernes, 29 de octubre de 2010

Programa N° 34: La Muerte Como Estrategia de Marketing

Nada mejor para elevar nuestra imagen por las nubes de la opinión pública que morirnos. Claro, luego se vuelve arduo cosechar los frutos de la jugada. En estos días vimos como un ex presidente, que hace pocos años debió ceder un lugar en una lista por los bajos pronósticos electorales que le auguraban sus consultores, se ha convertido en héroe nacional. Con esto no estamos predicando sobre sus dotes o valores, sino sobre el efecto que el deceso provoca en la mayor parte de la sociedad.
De hecho el propio implicado estaba muy consciente de esto; hace muy poco, durante un homenaje a su persona, un notero le señaló que no se lo había valorado así durante su mandato, ante lo que el agasajado respondió de inmediato: “Viste, y esperá que me muera”.
Pero no todas las muertes tienen este poder de vindicación. Hay otras que la opinión pública (sinónimo de “clase media”) prefiere olvidar a toda costa, son los cadáveres que nos recuerda la derrota; muertes que inmortalizan nuestra responsabilidad con los absurdos del poder; que evocan las mentiras, las que hemos creído y las que nos han tenido por cómplices.

Escrito ante la muerte de Alfonsín



viernes, 22 de octubre de 2010

Programa N° 33: Objetos Voladores No Identificados

"No estamos solos", afirmaba un ex actor con más deseo que certeza.
¡Bienvenidos Compañeros del Espacio!" gritaba con certeza un ex jugador de Estudiantes de la Plata deseoso de construir la "Cuarta Interestelar".
Nosotros, ya sin certezas ni deseos, nos hacemos eco de estas historias demodé, hijas de la guerra fría.



viernes, 15 de octubre de 2010

Programa N° 32: Por Otro 17

“Yo estaba avergonzado e indignado. Eso es, indignado y avergonzado” evoca Jorge Luis Borges ante el recuerdo del 17 de octubre de 1945.
La gesta histórica que originó al principal movimiento político del siglo 20 le trae reminiscencias de los efectos personales que le produjo la masa de obreros en la calle.
Es que más que un rechazo por los integrantes de esa masa Borges sentía aversión por su agrupamiento en ese colectivo, al que veía como informe vencedor de sus individualidades ¿Acaso Borges no se pasó la vida vanagloriando los corajes de sujetos de los márgenes, convivientes de esos que salían a gritar por su líder?
El líder será el otro trago indigerible para el poeta, y lo será a priori de cualquier acontecimiento que le depare la historia; la combinación masas populares – líder carismático implicaba otros efectos también personales.
Es que no sólo sus referencias “visuales” del presente eran de otros tiempos. “Vivo en una Buenos Aires que ya no existe”. Cuando a Borges se le mencionaba, por decir cualquier punto, Paraguay y Gurruchaga, la imagen que su mente traía inmediatamente ya no existía. Cuando aun usaba sus ojos, Borges ya vivía con referencias inexistentes. No sólo por su ceguera habitaba el pasado. Borges parecía trabajar con su “visión” de la realidad puesta en años en que sus ancestros veían a diario sus propios brillos.
Cuando alguien decía “Perón” el veía “Rosas”, “La Fiesta del Monstruo” fue su “Matadero” y Echeverria la máscara de si mismo en su farsa de aquella tragedia. Su odio era mera referencia de los de sus antepasados.

viernes, 8 de octubre de 2010

Programa N° 31: Monstruos

Ya sea por ser séptimo hijo varón bajo los efectos de la luna llena, ya sea por convertirse en presidente de los argentinos, o por ser hijo de algún chocolatero, muchos individuos, bajo determinadas condiciones, se vuelven mostruosos. Consideramos imprescindible alertar a la población sobre el peligro; no para combatirlos (alcanza mirar televisión por la tarde para notar que no somos capaces de ello) pero sí para poner un límite, mantenerlos a raya, reafirmando así que, por ahora, no somos uno más de ellos.


viernes, 1 de octubre de 2010

Programa N° 30: Temas Ridículos

Selectas grabaciones de carnaval, hits de fiesta menemista, sótanos beat, los elegidos a la luna, son fuentes de temas alevosamente olvidados.
Pero aquí nos encargaremos de volver a colocarte cara a cara con tu pasado.
Si no los bailaste, al menos, al escucharlos, se te movía el piecito.